sábado, 29 de diciembre de 2007

Día de los Santos Inocentes

Ayer fue el día de los Santos Inocentes y se me ocurrió la magnífica idea de gastarle una broma a un amigo.

A través del móvil le envié un SMS diciéndole que le había comprado un conejito negro, bueno, una conejita, y le pregunte cuando se lo podía llevar a casa. Para mi sorpresa, le hizo una gran ilusión el regalo y me dijo que se lo llevara es misma tarde. Yo dejé que el tiempo pasara para poder reírme con la broma pero, resulta que al final esta no tuvo ninguna gracia. Mi amigo se había pasado toda la tarde convenciendo a su madre para poder tener la mascota en casa, se lo había dicho a su hermano pequeño, había llamado hasta a su abuela y estaba planeando como decírselo a su padre. Ya estaban pensando el nombre y se estaban distribuyendo las tareas para cuidar el conejo. Cuando le dije que era un inocente, menudo horror. La madre, claro está, se alegro mucho no tener que soportar la mascota, el hermano se echó a llorar, con la abuela no se que pasó y creo que el padre aún no sabía nada, pero lo peor de todo, es que mi amigo se llevo una desilusión increíble. En un mensaje me explicó como se habían tomado la gracia y me dijo que ese tipo de bromas no se hacían. Yo, por mi parte, no podía aguantar los remordimientos y ya pensaba en comprarle uno de verdad. Pero claro, había el problema de que un conejo con todas sus cosas no es nada barato, al menos eso creía yo. A lo que iba, mi amigo y yo, al final, nos pasamos toda la noche enviándonos mensajes haciendo un plan para poder comprar un conejo. A sus padres les dijo que si que era verdad que había comprado el conejo pero que lo había encargado y que lo tenia que ir a buscar. Lo raro es que se creyeran esta pedazo de mentira pero picaron.

Y finalmente, esta mañana hemos ido a comprar el conejo los dos. Hemos ido a un sitio muy conocido por todo el mundo donde hay casetas que venden animales. Nos hemos recorrido todas las casetas hasta que al final hemos encontrado una donde había una oferta: conejo, jaula, comedero, bebedero y comida por tan solo 30€. Él ha escogido el conejo, una hembra de color marrón tirando a naranja con 3 pequeñas manchas negras, una monada. Hemos pagado a medias, yo el conjeo por supuesto y él los trastos, hemos vuelto con el conejo en metro y tren, por cierto que estaba bastante tranquilita la coneja, y hemos ido a su casa. Le hemos preparado su jaula y la hemos dejado correr por el jardín un rato. Hay que destacar que su hermano se ha pasado 10 minutos observando la coneja y otros 10 minutos acariciándola, estaba sorprendido. El problema es que el pobre animal aún no tiene nombre, no se nos ocurre como llamarla. Pero bueno, al final, se lleva la inocentada y la coneja, qué más se puede pedir?

1 comentario:

Consuelo Labrado dijo...

Ianira, es que a veces las bromas se vuelven contra un@ pero bueno tampoco es tan grave y, al final tod@s content@s, tu amigo, su hermano, sus padres que seguro que se acaban encariñando con el conejita y la abuela también, además que estamos en Navidad y todo, todo se vé con otros ojos. Un beso gordote para tí