jueves, 26 de junio de 2008

Mi 2º de Bachillerato explicado por mi madre

Le atropelló un coche nada más comenzar el curso y en su raciocinio de niña aún, no sabía ver la suerte que había tenido por estar viva y no sufrir una lesión grave. Durante varios meses le resultó un castigo mantener su cuerpo contracturado y dolorido sobre una silla dura e incómoda mientras intentaba olvidar el malestar y concentrarse en las explicaciones de los profesores. Lloraba de rabia cuando el dolor era superior a su voluntad y yo tenía que ir a buscarla al instituto, lloraba de rabia cuando no podía mantenerse en la silla de su escritorio, debía dejar de escribir resúmenes y estudiar directamente del libro acostada con una esterilla eléctrica que iba cambiando por las diversas zonas doloridas de su cuerpo.

Las notas del primer trimestre fueron una decepción, en el segundo seguía perdiendo muchas horas en rehabilitación y se empeñó en seguir con las clases de inglés, en total cinco tardes de la semana sin apenas tiempo para hacer deberes y estudiar. Los profesores, los médicos y los terapeutas le aconsejaron que abandonase el curso y ella que seguía llorando de rabia contestaba siempre que no quería perder un año de su vida por culpa de la estupidez de un hombre, que una mañana se la llevó por delante mientras trajinaba en la radio de su coche que bajaba una cuesta sin el debido control.

Llegó al límite del cansancio durante los exámenes y yo comencé a tener dudas, no estaba segura si hacía bien en apoyarla y tirar de ella en sus momentos bajos. Se quedó sin amigas que no lo eran en realidad y que no la comprendieron, en cambio se ganó el apoyo de los profesores que supieron valorar el esfuerzo. Ese segundo trimestre logró remontar las notas y recuperar asignaturas suspendidas, pero no mejoraba de las lesiones y los médicos andaban perdidos y seguían haciendole pruebas. Seguían los problemas con la compañía del seguro del coche que no han querido pagar gastos de rehabilitación, el dueño del coche cambió la versión de los hechos y en el informe de la policía no apareció la declaración de ella, solo lo que quiso contar el que la atropelló. Fué imposible que se mantuviese al margen de los problemas legales y a pesar de sus lágrimas, yo daba gracias de que fuesen producto de la rabia que sentía y no porque se hundiese emocionalmente.

El tercer trimestre resultó muy duro, le robó horas al sueño, le robó horas al apetito, se machacó los libros horas y horas tumbada sobre la esterilla caliente y yo la miraba preocupada por su delgadez y por su salud. A la desesperada la llevé a la consulta del osteópata que me lleva a mí y fué la mejor decisión que pude tomar, porque a día de hoy ha hecho un cambio espectacular, hasta los médicos se han quedado admirados. El caso es que ella se salió con la suya y aprobó el curso ante el pasmo de todos incluyéndome a mí. Se presentó a selectividad y salió de ella creyendo que no le había ido bien, en algunas asignaturas en las que iba confiada tuvo fallos inesperados, y necesitaba mínimamente un seis con treinta para acceder a la carrera escogida: A.D.E., a las malas podría entrar en Empresariales que pedían un cinco.... ¡Pero no...! ¡Ha sacado un seis con setenta y uno! y si todo va bien con las plazas de la Universidad escogida, podrá empezar el curso que viene...

¿Puede parecer mal que me sienta orgullosa de mi hija y le reconozca que tiene una voluntad envidiable y un gran valor ante las adversidades? Pues lo digo, me siento encantada por tener una hija como ella, tiene diecisiete años muy bien puestos y aunque la vida es una montaña rusa, yo espero verla feliz siempre siempre...


Su felicitación que publicó ayer en mi blog:

¡¡¡¡FELICIDADES GUAPÍSIMA!!!!

Después del año que has pasado, después de tantas lágrimas que has vertido, después de luchar tanto y perseverar en tu afán cuando todos empezamos a dudar que pudieses conseguirlo, al fin ha ganado tu gran voluntad y has demostrado que tienes un gran coraje y valor para enfrentarte a la vida. Estoy muy orgullosa de ti y esa nota que has sacado, para mí, es mucho más que un diez.

Estás viva, estás casi recuperada, has conseguido salvar el curso y aprobar la selectividad ¿Ves, cariño, como tú vales mucho?

Besito


Esto es una madre y lo demás son tonterías. Ha aguantado mucho y simpre ha estado a mi lado cuando la he necesitado y yo se lo quiero agradecer desde aquí:


¡Muchísimas gracias mamá!

1 comentario:

Consuelo Labrado dijo...

¡¡¡BRAVO!!! Estoy encantada de tus logros, eres un ejemplo para much@s, efectivamente como dice tu madre ¡TÚ VALES MUCHO! ¡MUCHÍSIMO!
Con esa manera de ser llegarás hasta dónde te propongas, no cambies, preciosa. Un beso muy fuerte para tí y otro para tu mami.